Fortificación de la ciudad de Tarifa y término municipal y sus consecuencias sociales y económicas
Resumen
Tras la finalización de la Guerra Civil española, el área del Estrecho se vio sometida a un fuerte proceso de fortificación. En los alrededores de la ciudad de Tarifa fueron muchos los búnkeres de ametralladoras que se construyeron a lo largo de la costa al amparo del denominado Plan defensivo del Campo de Gibraltar. Años después, en 1954, la Empresa Nacional Bazán construyó frente al Castillo de Santa Catalina la Base naval de Tarifa integrada en el puerto de la ciudad que supuso la llegada de lanchas torpederas y submarinos a la ciudad. El llamado Plan defensivo del Campo de Gibraltar, fue el inicio de un cambio social y económico para, no solo la ciudad de Tarifa, sino también para todo su término municipal. En el año 1960 ya podemos hablar de la Isla totalmente habitada por el Regimiento de Infantería, llegando así en el año 1967 la Compañía de Operaciones Especiales más conocida como COE 21. Como su nombre indica (un ejército especial), daba vida a la Isla y a las calles de Tarifa. Fueron los auténticos guerrilleros y revolucionarios con sus famosas maniobras y exhibicio-nes abiertas al público. Ellos cambiaron la visión del Ejército moderno imponiendo el modelo basado en el original americano, el Ejército Pentómico, pasando así de un batallón a cinco. Hablando en cifras, de 500 hombres y 100 mandos, Tarifa acabaría acogiendo en su Isla un total de 3.000 hombres y 500 mandos. Para ello se preparó su interior, con todo un arsenal de recursos para que estos hombres pudiesen llevar a la práctica sus ejercicios de entrena-miento sofisticado y novedoso, tales como la gran pista de atletismo, el helipuerto, un gran campo de fútbol, la galería de tiro y la pista especial para impartir clases de defensa personal. Numerosas exhibiciones eran recreadas en el interior de la Isla de las Palomas, con actividades de hermanamiento, muestras de defensa personal, descenso del faro, concursos de tiro, paracaidistas…Este regimiento acometía tareas de tierra, mar y aire, y trabajaban en conjunto con el Castillo de Guzmán el Bueno, donde se ubicó la Sala de Banderas así como el vestuario, botiquín, oficinas y despachos. El Ejército Pentómico duró nada más y nada menos que dos años, ya que la convivencia en aquel espacio se hacía dura, Eran demasiados hombres y familias de mandos las que habitaban por aquel entonces el interior de la isla, la residencia de suboficiales, la residencia de oficiales, pabellones militares de Batalla del Salado (actualmente habitados por familias tarifeñas), pabellones próximos a la Cruz Roja (ya desaparecidos) así como y los tres chalés para mandos frente al puerto (hoy día sólo se conserva uno). Fue entonces cuando empezaron a construirse los pabellones militares más modernos (el grupo de viviendas Don Juan de Austria), junto con la residencia de suboficiales (en cuyos bajos está el Berebar) y la residencia de oficiales (en el bloque donde está la cafetería Ahti). Si sumamos además la presencia de la base naval (ubicada en la zona de la estación marítima), la Casa del Comandante, el regimiento de infantería de Marina (en el Retiro), es obvio que Tarifa y su desarrollo económico de entonces debía mucho a los militares. La ciudad de Tarifa se enriqueció con todo esto, no sólo económica-mente, sino también culturalmente, ya que lógicamente, nuestra ciudad albergaba a gente de todos los puntos de España, sirviendo esto de intercambio cultural y de matrimonios y noviazgos que, aún hoy, la mayoría se conservan pese al paso del tiempo. Fueron muchos negocios y establecimientos tarifeños los que se vieron favorecidos por este clima cultural y económico. La Isla y el Castillo se abastecían de provisiones a modo de economato, de nuestros pequeños comercios, resaltando la presencia de la Frutería Vegara. Tabaco, medicinas, comida, así como souvenirs para sus familias. Hay que destacar la labor de la oficina de Correos y Telégrafos, donde se recibían cientos de paquetes al día y cursaban, del mismo modo, cientos de transferencias y giros de los soldados a sus familias. A todo este entramado militar de Tarifa hay que sumar la fortificación de la costa desde Tarifa hasta Algeciras con las llamadas baterías, barracones, y búnkeres. Lo mismo ocurre por la costa que va desde tarifa hasta Barbate. A toda esta fortificación hay que sumar las de carreteras que se construyeron por el Término Municipal de Tarifa con motivo de la presencia militar en la zona y por mejorar la comunicación entre los diferentes puntos militares. Por último debemos mencionar el Campamento de Legionarios de Facinas, el cual sufrió numerosas trasformaciones desde sus primeras construcciones, y que como en tarifa pero en menor escala daba mucha vida al pueblo. muchos los facinenses que se beneficiaban del campamento, desde los que vendían toda clase de avíos a los “quintos”, hasta los que recogían el “rancho” sobrante para engordar cochinos y algunos hasta para alimentar a sus chiquillos. Después de toda esta vida militar, Tarifa tuvo que depender del turismo, como hoy en día podemos ver. Sin embargo en Facinas la situación fue algo peor tras la desaparición de la presencia militar.
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PDFReferencias
-IGLESIAS CAMPOS, C.: FACINAS, un pueblo y su gente,
-SÁNCHEZ DE ALCÁZAR, C.: Trabajos de Fortificación en el Campo de Gibraltar, 1939-194, Instituto de Estudios Campogibraltareños, 2010.
-PATRÓN SANDOVAL, J.A: La Isla de Tarifa, una fortaleza en el Parque Natural del Estrecho, Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 2005.
-Testimonios orales.
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